viernes, 26 de octubre de 2012

Las seis y cuarto

Me preguntaste la hora a las seis y cuarto de la tarde, viniste con un nuevo vuelo, en ese momento todavía brillaba un poco la luz en la ventana, en ese fresco día de octubre. Yo te miré con expectación, pues todavía me inspira alegría tu ilusión, aunque sea en cualquier momento de nuestra vida. Lo cotidiano para mí se vuelve gloria, toda vez que consigues animarme con tu presencia, una vez más. 

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