lunes, 17 de diciembre de 2012

Aguardando en la costa

Aquella tarde había otra manifestación para reclamar un referéndum, pero no me importaba nada. Después de pasarme dos días seguidos casi sin dormir para resolver el caso, no estaba de vacaciones por la costa, ni quería que otra cosa me perturbase el sueño. En esos momentos de agobio, echaba de menos mis estudios de abogado, que se habían convertido en una suerte de acceso a policía sin mucho futuro. En la memoria guardo pasajes de lenguaje administrativo que ahora me parecen bellos en comparación con lo que mi jefe diría si no le llevaba a una solución. Mi terrible estrella, haber sido estudiante de derecho para dedicarlo luego a la obediencia sin paliativos. De todas formas, no sonaba mal el planteamiento. Solamente esperaba que de nuevo apareciera la palabra jurídica salvífica que me librara de una nueva tonta bronca.

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