jueves, 20 de diciembre de 2012

El Hobbit


Todos tenemos momentos de cambio, de comenzar un viaje, de emprender una aventura, de tomar una decisión clave, de aprender a hacer las cosas por nuevos caminos cuando la necesidad nos aprieta. Todos estos pensamientos y más nos asaltan tras ver esta magnífica película, que recrea el libro en buena parte de su esencia. Una buena película porque incita a leer el texto, porque a pesar de la grandilocuencia visual, queda gran parte de tu corazón con unas ganas locas de retirarte y seguir reflexionando, seguir meditando sobre tu vida y sobre todas las decisiones que uno ha de tomar. Porque eleva la obra de Tolkien y ves a través de la película los ideales que nos transmite.
El valor de las pequeñas cosas, de los quedos actos de amor que van configurando nuestra vida, el calor de los seres queridos cercanos, es donde Gandalf pone el acento cuando piensa en realizar grandes metas, por ello elige al ser más costumbrista pero más sencillo, para acometer la más grande de las aventuras, al tener que ir a enfrentarse al más temible de los posibles enemigos.
El recuperar un hogar perdido, el honor y la fidelidad a unos compañeros y a unos ideales, grandes valores que se transmiten en la película. La obra atrapa y nos deja con ganas y espectación, para ver ¡otras dos películas!
La película engrandece todavía más, no se desmejora, la saga y la trilogía de El Señor de los Anillos. Bien es cierto que es larga, que a veces es un poco lenta, pero quizá la capacidad de recrearnos en todos los detalles, hace que las casi tres horas que dura sean hasta cortas.
La banda sonora es genial, sobre todo en este momento, que es la canción de los enanos.

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