jueves, 9 de mayo de 2013

El carcaj de tus flechas

Princesa, me parece que no me hago entender, como siempre. Me liaba al hablarte, antes y ahora, y no es fácil explicarte lo que siento, ni lo que pienso. Te horroriza que te llamase princesa, pero esta vez lo hago porque simboliza, expresa, comunica todo el amor que a veces se ha quedado a las puertas de mostrarse. Con esa palabra digo todo lo que me he dejado sin decir a lo largo de los años. Ahora ya es tarde para saber el por qué de tu molestia en la palabra, pero que sepas que con ella no digo que seas pasiva, que no pases a la acción. Ahora es el tiempo de las princesas guerreras y valientes, tú eres la primera en ese estilo. No me hubiera cansado nunca de ser el porteador de tus paquetes, el que te ayudara a llevar el carcaj de tus flechas, el soldado que te prestara toda su acción en tu lucha contra el mal y la incomprensión. Ahora no quiero olvidar todo ese espíritu, me lo llevo de vuelta cada noche, nunca lo olvido. Debo marchar, mañana te veré, he de volver al cementerio y el guarda tiene que cerrar.

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