Algo especial lleva este pasodoble de Ramón Roig, que es encantador. Nunca nos cansamos de volver a escucharlo. Composición de finales del siglo XIX que tiene un aire diferente al de los pasodobles más actuales. Tiene un corte clásico, un aroma a orquestación clásica que lo hace dulce e impactante al mismo tiempo. Lo dicho, una alegría volver a escucharlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario